
En el plan de Desarrollo de Bogotá "Formar ciudad", 1995-1997, el gobierno del alcalde Antanas Mockus definió, entre los objetivos prioritarios de su gestión, un programa de Cultura Ciudadana cuya definición y propósitos principales fueron enunciados así:
“Cultura ciudadana es el conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que generan sentido de partencia, facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos. Su propósito es desencadenar y coordinar acciones públicas y privadas que inciden directamente sobre la manera como los ciudadanos perciben, reconocen y usan los entornos sociales y urbanos y cómo se relacionan entre ellos en cada entorno. Pertenecer a una ciudad es reconocer contextos y en cada contexto respetar las reglas correspondientes. Apropiarse de la ciudad es aprender a usarla valorando y respetando su ordenamiento y su carácter de patrimonio común”.
Y con base en este planteamiento, podemos diseñar diferentes estrategias que intenten satisfacer las necesidades y fortalecer las autoestimas sociales, reconociendo lo que somos y lo que tenemos, para que el ejercicio de la ciudadanía se centre en la práctica de deberes y derechos.
En este sentido los medios de comunicación juegan un papel fundamental, siendo mediadores de desarrollo y fomento cultural, buscando el factor humano de las comunidades.
Ser responsables en el respeto hacia nuestra diversa riqueza y potencial humano y cultural en cada rincón del país.
Asumir los sistemas de mejoramiento de vías e infraestructuras, como planes estratégicos para las ciudades y el país, pero siempre manteniendo el sentido de cultura ciudadana por encima de las obras y gobiernos.
Recuperando la dignidad del periodista, separando su salario de la pauta publicitaria y manteniendo ideas de conservación y protección cultural.
Entender que la comunicación no solo la ejercen aquellos periodistas que están en los medios, sino que también corresponde a los ciudadanos del común que convivimos en una ciudad, venciendo el miedo de hablar con respeto a nuestros vecinos y transeúntes e invitándolos a cumplir las normas, asiendo alarde en que cada uno asumamos la comunicación.
El reconocimiento de las formas que niños, jóvenes, adultos, ancianos, indígenas, mulatos, mestizos y todo aquel que ha escrito para su periódico de barrio, aquel que ha dedicado tiempo y pintura en el grafitis de la esquina, aquellos ancestros que se tomaron años en descubrir las memorables jeroglíficos, aquellos poetas nos enamoran, aquellos que convierten la internet en un mundo de ideas y aquellos que con su silencio nos conmueven y gritan con una desesperado voz de auxilio.
Y en este sentido, los medios de comunicación alternativos, tienen su mejor carta de presentación, profundizando en el concepto de soberanía informativa, siendo las comunidades quienes narren sus propias historias, buscando la solución mas indicada a cada conflicto.
Aprovechando los medios locales, comunitarios, escolares, regionales y cualesquier medio como canal de expresión y dialogo de los asuntos colectivos, siempre asunto nuestra responsabilidad social.
Y a los gobiernos y élites, entender que no hay democracia sin participación y no hay participación sin las condiciones necesarias. Deben brindar garantías y ofrecer estímulos para esa participación. Y que no sea yo participo, tu participas y ellos deciden.
Que la deliberación es el mejor camino para construir en lo público la toma de decisiones, buscando la unidad ciudadana con los gobiernos.
Así medios de comunicación hegemónicos y alternativos, gobiernos, élites, hombre, mujeres, niños, ancianos, jóvenes y ciudadanos tenemos la obligación de no excluir ninguna forma de expresión como un proceso cultural, de respetar los modelos de vida que constituyen nuestra identidad, canalizando las energías de ideas a contribuir en la reconstrucción del tejido socio -cultural.
“Cultura ciudadana es el conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que generan sentido de partencia, facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos. Su propósito es desencadenar y coordinar acciones públicas y privadas que inciden directamente sobre la manera como los ciudadanos perciben, reconocen y usan los entornos sociales y urbanos y cómo se relacionan entre ellos en cada entorno. Pertenecer a una ciudad es reconocer contextos y en cada contexto respetar las reglas correspondientes. Apropiarse de la ciudad es aprender a usarla valorando y respetando su ordenamiento y su carácter de patrimonio común”.
Y con base en este planteamiento, podemos diseñar diferentes estrategias que intenten satisfacer las necesidades y fortalecer las autoestimas sociales, reconociendo lo que somos y lo que tenemos, para que el ejercicio de la ciudadanía se centre en la práctica de deberes y derechos.
En este sentido los medios de comunicación juegan un papel fundamental, siendo mediadores de desarrollo y fomento cultural, buscando el factor humano de las comunidades.
Ser responsables en el respeto hacia nuestra diversa riqueza y potencial humano y cultural en cada rincón del país.
Asumir los sistemas de mejoramiento de vías e infraestructuras, como planes estratégicos para las ciudades y el país, pero siempre manteniendo el sentido de cultura ciudadana por encima de las obras y gobiernos.
Recuperando la dignidad del periodista, separando su salario de la pauta publicitaria y manteniendo ideas de conservación y protección cultural.
Entender que la comunicación no solo la ejercen aquellos periodistas que están en los medios, sino que también corresponde a los ciudadanos del común que convivimos en una ciudad, venciendo el miedo de hablar con respeto a nuestros vecinos y transeúntes e invitándolos a cumplir las normas, asiendo alarde en que cada uno asumamos la comunicación.
El reconocimiento de las formas que niños, jóvenes, adultos, ancianos, indígenas, mulatos, mestizos y todo aquel que ha escrito para su periódico de barrio, aquel que ha dedicado tiempo y pintura en el grafitis de la esquina, aquellos ancestros que se tomaron años en descubrir las memorables jeroglíficos, aquellos poetas nos enamoran, aquellos que convierten la internet en un mundo de ideas y aquellos que con su silencio nos conmueven y gritan con una desesperado voz de auxilio.
Y en este sentido, los medios de comunicación alternativos, tienen su mejor carta de presentación, profundizando en el concepto de soberanía informativa, siendo las comunidades quienes narren sus propias historias, buscando la solución mas indicada a cada conflicto.
Aprovechando los medios locales, comunitarios, escolares, regionales y cualesquier medio como canal de expresión y dialogo de los asuntos colectivos, siempre asunto nuestra responsabilidad social.
Y a los gobiernos y élites, entender que no hay democracia sin participación y no hay participación sin las condiciones necesarias. Deben brindar garantías y ofrecer estímulos para esa participación. Y que no sea yo participo, tu participas y ellos deciden.
Que la deliberación es el mejor camino para construir en lo público la toma de decisiones, buscando la unidad ciudadana con los gobiernos.
Así medios de comunicación hegemónicos y alternativos, gobiernos, élites, hombre, mujeres, niños, ancianos, jóvenes y ciudadanos tenemos la obligación de no excluir ninguna forma de expresión como un proceso cultural, de respetar los modelos de vida que constituyen nuestra identidad, canalizando las energías de ideas a contribuir en la reconstrucción del tejido socio -cultural.
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